Ha nacido un nuevo estado. Se llama Kosovo, y por alguna extraña razón la gente celebraba la independencia enarbolando banderas de Albania, otro estado. en realidad, la explicación es étnica, pues en el nuevo país (de dos millones de habitantes y con la extensión de Asturias más o menos), está compuesto en su mayoría por albaneses. De hecho, Kosovo nunca había sido un país. Pero lo curioso es que se creó ayer y ya está en la wikipedia. Eso sí, advirtiendo de que es un evento reciente y la información puede no ser precisa.
Visto el panorama, tenemos una declaración de independencia (algunos titulares lo llaman secesión) apoyada por Estados Unidos y con la oposición de Rusia. Europa, dividida básicamente entre los estados que tienen fuertes movimientos nacionalistas en su interior(como España, que se opone a la creación de Kosovo), y aquellos países sin tensiones nacionalistas (aunque en este grupo podríamos ver la excepción del Reino Unido, con Irlanda del Norte y, en menor medida, Escocia y Gales).
Un panorama que recuerda, inevitablemente, a las tensiones de la guerra fría. No olvidemos que Rusia es una potencia con mucho que decir en política. Y tiene miedo a que un par de regiones de ese vasto país se independicen.
Personalmente, no simpatizo nada con ningún tipo de nacionalismo, el que una persona atienda a una bandera que represente a un país como razón de ser lo veo, cuanto menos, pueril. Si bien es probablemente por seguidismo al gobierno español, resulta que en todos los telediarios han remarcado la duda de que sea un estado viable económicamente el de Kosovo, además de que para ello la UE y la ONU van a mandar mucha gente y dinero. Y eso, por cierto, me suena a paternalismo rancio neocolonial de occidente. Vale que desde que murió Tito los balcanes son un hervidero de problemas, que son Europa y por ello nos afecta, pero una cosa es intervenir cuando las cosas se salen de madre y otra marcar el camino a seguir como si fuéramos superiores.
Tampoco es que apoye a los nacionalistas serbios, que al fin y al cabo quieren su país. En definitiva, todo esto es una guerra de lápices. Es como si serbios y kosovares cogieran un mapa e intentaran marcar su territorio lo más fuertemente posible. Pero sin el como.
Yo es que soy un internacionalista romántico, y lo que me gustaría es que todos viviéramos en una especie de ONU, pero con poder y responsabilidad. Algo no factible hoy por hoy, pero algo en lo que el suceso de ayer supone un paso hacia atrás.
Y por cierto, propugnaría en Palestina-Israel un único estado en el que musulmanes e israelíes convivieran. Coño, que hay que aprender a superar el odio, que si no pasa lo que pasa con el "y tú más".
PD: ya me he leído Dr.Bloodmoney, y es tan... raro (aparte de que algunos cachos no los he entendido por el inglés tan raro), que no voy a hacer crítica. Pero recomiendo leerlo. Sin duda, hilip K. Dick era un visionario (digo era porque murió).
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